PRODUCCIÓN
Estamos orgullosos de ofrecer a nuestros clientes un producto natural, sin conservantes ni aditivos químicos.
Cada anchoa se elabora a mano con cuidado y pasión para garantizar la máxima bondad y calidad en cada uno de nuestros productos.
Nuestra mayor satisfacción es poder transmitir a nuestros clientes, el rigor con el que trabajamos nuestras anchoas: un trabajo meticuloso, atento a los detalles y, por supuesto, artesanal.
Por eso, queremos mostrarle todos los procesos de producción, para que también usted los conozca y pueda quedar satisfecho de su compra en Conservas La Rosita.
Desembarque del pescado
Las anchoas se pescan con cerqueros, de nulo impacto ambiental. Llegado a uno de los puertos de la costa Cantábrica – Santoña, Laredo, Castro Urdiales, Santander, etc. – los barcos desembarcan las cajas de anchoa fresca en la lonja: aquí podemos controlar el pescado, antes de comprarlo en la subasta.
Al obtener el lote de pescado, nuestras anchoas se cargan en un camión frigorífico para ser trasladadas a nuestra fábrica en Cantabria.
Selección y limpieza del pescado
Se procede a la elaboración, seleccionando el pescado por tamaño y retirando las cabezas y vísceras; los ejemplares dañados o de dimensiones no adecuadas serán descartados y destinados a subproducto. Se lava el pescado suavemente en tanques que contienen salmuera, y las anchoas se enjuagarán para eliminar así cualquier tipo de residuo.
Salazón en latas
Las anchoas descabezadas y evisceradas se envasan en latas, alternando una capa de pescado y una de sal hasta llenar la lata de salazón; sigue la fase de prensado que consiste en un lento prensado del producto para eliminar los líquidos y las grasas corporales presentes. Después de 24 horas, se arreglan coronas de las latas, formando torres; las latas abiertas se revisarán periódicamente una por una y cuando se complete el curado, se cerrarán herméticamente y ya se podrán vender.
Salazón en barriles para la producción de filetes en aceite
Las anchoas descabezadas y evisceradas, bien limpias, se colocan radialmente en los barriles, alternándolas con capas de sal gruesa; la sal induce a deshidratar el músculo y a potenciar la maduración que llevará al pescado a obtener el color y el sabor característicos.
Lavado y secado
Tras el curado en barril, las anchoas destinadas a la elaboración en aceite se retiran de los recipientes y se lavan con agua fría para eliminar el exceso de sal; se envuelven en paños y se centrifugan para eliminar todo rastro de agua superficial. Con un trapo de red de pesca se cepillan cuidadosamente quitando la piel y las escamas. A continuación se realiza el recorte y eliminación del vientre y la cola.
Envasado y conservación de anchoas en aceite
Con delicadeza, los filetes de anchoa se colocan en frascos de vidrio o en latas metálicas, empapándolos con aceite de oliva o de girasol. El aceite tiene una doble función: garantiza la conservación a lo largo del tiempo y mejora el sabor. Todos los envases se cierran y sellan herméticamente.
Etiquetado y envasado final
Después del lavado para eliminar los rastros de aceite y grasa de la parte exterior de los envases, tanto los frascos de vidrio como las latas metálicas se secan y etiquetan o estuchan; en la etiqueta o estuche se indicará toda la información obligatoria y en particular el número de lote, la caducidad, el peso neto y escurrido, la lista de ingredientes y las indicaciones de conservación. Las latas y los tarros etiquetados o estuchados se embalarán en cajas de cartón para el transporte y se llevará a cabo la distribución con la máxima seguridad y siempre a temperatura controlada de refrigeración.